El contrabajista y compositor BALDO MARTÍNEZ (Ferrol, 1959) siempre ha colocado su inspiración en los márgenes más afilados del jazz europeo y la música española contemporánea. Tras haber afianzado su reputación en bandas tan carismáticas como Clunia o Zyklus, el coruñés viene plasmando en álbumes y escenarios su particular visión del folclore gallego y la música libre, aunque a él le guste etiquetarla simplemente como JAZZ CONTEMPORÁNEO. Fundador de grupos como TRIEZ, MBM Trío o ¡ZAS! Trío, co-lidera el dúo SONS-NUS con la cantante Maite Dono y el dúo con Carlo Actis Dato. Además mantiene su actividad con el CUARTETO EUROPA, EDICIÓN ESPECIAL, y el trío FRÁGIL GIGANTE. A lo largo de su trayectoria, son muchos los músicos con los que ha colaborado: Joachim Kuhn, Kenny Wheler, Paolo Fresu, Jorge Pardo, María Joâo, Chano Domínguez… // Preguntados por una palabra para definir la MÚSICA IMAGINARIA -último álbum- de BALDO MARTÍNEZ al percusionista ibicenco ANDRÉS COLL le viene Galicia a la cabeza; al trompetista andaluz JULIÁN SÁNCHEZ, los conceptos “evocadora y noble; de abierta la califica el acordeonista portugués JOÃO BARRADAS; a JUAN SAIZ, flautista y saxofonista cántabro, le resuena el mar en sus oídos; a LUCÍA MARTÍNEZ, percusionista gallega como el autor de esta utopía, la música le habla de folclore y la siente libre y controlada”. Pides una palabra y te dan más. Las libertades de los improvisadores. No sé si los cinco le han dado más a Baldo Martínez de lo que esperaba, pero lo que se escucha desde fuera es excelente, quizá la cima (hasta ahora) de la música del contrabajista, un compendio de todas las decisiones imaginarias, libres y a contracorriente que ha tomado en su ya larga vida en las trincheras de la música. Porque hay que ir por libre y quedar al margen de las corrientes dominantes para decantarse por Europa en esta España del jazz tan poco europeísta. A partir de esa vocación fundacional, Martínez ha conseguido imaginar su propio continente de músicas, ha logrado ese hito tan ansiado y pocas veces logrado de imprimir su firma inconfundible en todo lo que toca y escribe. Continente Baldo. Mi alegría aquí es doble: por la música en sí misma -excelente, vibrante y emotiva, de espacios abiertos y grooves infecciosos, texturas oníricas y giros circenses-, como por el hecho de que su presentación en sociedad surgiera por encargo del Festival de Jazz de Vitoria-Gasteiz. Hace unos años, pocos, no me lo hubiera creído. La capital alavesa no era precisamente amiga de los díscolos de la ortodoxia. La MÚSICA IMAGINARIA es libre y a la vez controlada porque está abierta a espacios de expresión individual y colectiva en un marco de exigente y excitante sincronía. Un marco, el propuesto por Baldo Martínez, capaz de albergar bajo la carpa de su imaginación pequeñas y grandes historias tan divertidas y extrovertidas como serenas y espirituales. Emocionante. Profunda. Libre. Carlos Pérez Cruz